Cazas rusos despegando en Siria.
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Fantasmas de la Guerra Fría reviven con los bombardeos rusos en Siria

Los ataques de los rusos en territorio sirio defienden al gobierno de Bashar al-Asad, cuyo régimen intenta derrocar Estados Unidos.

Antes de la guerra, Siria era un país dinámico, considerado una potencia económica y militar de Medio Oriente; cuatro años después del comienzo de la llamada 'primavera árabe', el país ha quedado reducido a un conjunto de ruinas y tragedias humanas.

En 2009, el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas situaba a la República Árabe de Siria en el puesto 107 de la lista de países clasificados según la calidad de vida de sus habitantes, entre 182 países. Apenas cinco años después -en 2014-, Siria ha descendido hasta la posición 118, y aún no están contemplados los desastres de 2015, uno de los más dramáticos en la guerra que azota al país desde hace cuatro años.

Las imágenes de los refugiados que huyen de sus casas para dirigirse hacia Europa se han vuelto pan de cada día, agravadas por el hecho de que estas personas no se marchan de su país en busca de un futuro mejor, sino en busca de un futuro cualquiera.

La última pieza de rompecabeza que se ha sumado a la guerra más importante de los últimos años, es la entrada militar de Rusia al conflicto. Los rusos suponen una de las principales potencias opositoras a la hegemonía de Estados Unidos y sus aliados europeos en la OTAN, y sus intereses son muy diferentes a los de las principales naciones occidentales.

Estas marcadas diferencias se hicieron evidentes durante la Asamblea General de la ONU, que inició en Nueva York el pasado viernes 25 de octubre. Mientras Obama calificó a Bashar al-Asad, el dictador sirio que estaba en el poder antes del comienzo de la guerra, como un "tirano que ha asesinado a decenas de miles de personas". Vladimir Putin, el mandatario de Rusia, dijo que

"Occidente estaba cometiendo un grave error al no cooperar con el régimen sirio".

 

En la práctica estas diferencias diplomáticas se reflejan de una forma mucho más peligrosa. Estados Unidos lleva años colaborando con los rebeldes sirios, no solo para combatir al grupo terrorista Estado Islámico que opera en la zona, sino también para derrocar el Gobierno de Bashar al-Asad. Para esto, los estadounidenses han proveído a las milicias opositoras con armamento y entrenamiento militar, a la vez que llevan a cabo bombardeos contra fuerzas del régimen y miembros de Estado Islámico sin distinción.

Los bombardeos que realiza Rusia en estos momentos -y el armamento militar que envían a la zona- están encaminados a ayudar, precisamente, a aquellos que Estados Unidos intenta derrocar, es decir, al régimen gobernante en Siria. Así, como en los tiempos álgidos de la Guerra Fría, Estados Unidos y Rusia se enfrentan indirectamente en Siria, cada uno apoyando a la facción que se adapta más a sus propios intereses.

Rusia no se encuentra sola en sus aspiraciones políticas y territoriales en la zona. Apenas una semana antes del comienzo de los bombardeos en el país, el Kremlin informó de la creación de una coalición para derrotar a Estado Islámico, conformada por Irán, Irak y el Gobierno Sirio, además de ellos mismos. "La principal función del centro será la recogida, tratamiento, resumen y análisis de la información sobre la situación en la región de Oriente Medio, principalmente para la lucha contra el EI". Aseguró una fuente diplomática en Moscú el día del anuncio de la medida.

 

Sin embargo, la escalada militar en la zona reveló bien pronto que los rusos no se limitarían tan solo a 'recolectar información'. Junto a los bombardeos, soldados iraníes llegaron a Siria, para apoyar por vía terrestre la lucha contra los opositores de al-Asad. Justo como sucedíó en la Guerra de Vietnam o en la de Corea, las facciones apoyadas por Rusia se enfrentan a aquellas apoyadas por Estados Unidos y Europa.

Aunque la inminencia de una invasión terrestre por parte de un país extranjero es el golpe más fuerte en el drama que vive Siria desde 2011, Estados Unidos mantiene un perfil bajo sobre el asunto, lo cual resulta sorprendente dada la forma en la que Rusia comunicó a los americanos que empezaría a bombardear territorio sirio.

Según la información filtrada a la opinión pública, los altos comandantes de Moscú, llamaron a la embajada de Rusia en Irak para informar de los ataques, ante esto, un comandante ruso se dirigió a la embajada de EE. UU. en este mismo país, tocó la puerta y les dijo que iban a bombardear para que sacaran a sus aviones del territorio.

Con una sola hora de anticipación para salir de la zona, cabe preguntarse ¿qué hubiera pasado si el bombardeo ruso hubiera causado daños materiales al ejercito estadounidense? o aún peor ¿pérdida humanas?.